¿Cuáles son nuestras excusas diarias?
A veces nos ponemos excusas para justificar nuestro comportamiento, para no hacer, para seguir haciendo de una determinada forma... Pero... ¡reconocerlo es el primer paso para cambiar!
Para triunfar en la vida, no es importante llegar el primero. Para triunfar simplemente hay que llegar, levantándose cada vez que se cae en el camino.
Si no te esfuerzas hasta el máximo, ¿cómo sabrás donde está tu límite?
Cada fracaso supone un capítulo más en la historia de nuestra vida y una lección que nos ayuda a crecer. No te dejes desanimar por los fracasos. Aprende de ellos, y sigue adelante.
Para empezar un gran proyecto, hace falta valentía. Para terminar un gran proyecto, hace falta perseverancia.
Si quieres triunfar, no te quedes mirando la escalera. Empieza a subir, escalón por escalón, hasta que llegues arriba.
Cuando pierdes, no te fijes en lo que has perdido, sino en lo que te queda por ganar.
Utiliza tu imaginación, no para asustarte, sino para inspirarte a lograr lo inimaginable
Si no sueñas, nunca encontrarás lo que hay más allá de tus sueños.
Es duro fracasar en algo, pero es mucho peor no haberlo intentado.
Es frecuente observar cómo los ojos son acusadores, castigan, reprimen. En otros circunstancias, la voluptouisidad de la mirada ruboriza el espejo.
Las propias cegueras se resaltan en los espejos. La mirada nunca es neutra; va cargada con sus pesares y alegrías y encuentra compañia, afecto, bronca en el otro del espejo.
El espejo suele dar imagen a un territorio sumergido. A veces, el espejo borra, consciente o inconscientemente, las imágenes que buscamos.
El espejo puede ser: un compinche, un hablador de pavadas, un embustero, un conocedor de miserías, un amigo realista, una voz motivadora...